VEINTICINCO ALARMAS; VEINTICINCO VIDAS


El repiqueteo de cada segundero de aquellos veinticinco relojes despertadores colgados de la ventana se montaba sobre los demás hasta perder su sentido rítmico y fundirse en un ronroneo homogéneo que se mezclaba con el zumbido de las moscas que merodeaban la fruta pasada en la mesa de la cocina.  Ningún oído habría sido capaz de distinguirlos por separado. Ninguno salvo el de Juliana. 

Rondaba los 85 años y era de constitución recia. De no ser por los pellejos que le colgaban de aquí y de allá, herencia de un tiempo en que ganó 50 kilos para perderlos después; y de las manchas que marcaban su rostro como salpicaduras de café, nadie diría que tenía esa edad. Porque si se le miraba a los ojos, se intuía ese rayo de ilusión que alimenta el espíritu de los soñadores. Era la ilusión de quien espera.

Todas las mañanas, con la casa todavía en penumbras, se levantaba del lecho para plantarse frente a aquella ventana donde contemplaba pasar el tiempo en veinticinco relojes que simbolizaban veinticinco vidas. Las de sus diez hijos y quince nietos. Hacía años que todos habían abandonado Venezuela. Allí sólo quedaba ella. Sola. 

Había calibrado esos aparatos para que cada alarma sonara a la hora debida: cuando cada uno de aquellos pedazos de corazón que tenía repartidos por el mundo podía coger el teléfono. Bruselas, Madrid, Roma, Venecia, Moscú, Londres, Málaga... Al terminar el trabajo, a primera hora de la mañana o después de comer... con diferentes husos horarios... cada uno, allá donde estuviera, sabía que en aquel momento, cada día, recibiría la llamada de la abuela. Todos la amaban, pero ninguno la llevó consigo. 

Tal era la asociación que hacía de cada uno de ellos con su alarma, que en aquellos timbres agudos casi podía distinguir la voz de cada cual. Y así pasaba las mañanas, las tardes y parte de las noches. Amando en la distancia, añorando, esperando. Viviendo, día tras día, alimentada por la ilusión de volver a escuchar esas veinticinco alarmas con sus veinticinco voces. 


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