CRUASANES O CANGREJOS

 


En su sueño mataba tantos cangrejos dentro de casa que el suelo, anegado de agua, se inundaba de un mismo caldo de cáscaras, vísceras y sangre. Llovía y llovía en su pesadilla, como si el cielo descargara en un instante todas las nubes del invierno, mientras la marea traía la peste a marisco podrido, y los crustáceos entraban por el patio en olas gigantescas. 

En su sueño mataba tantos cangrejos que le faltaba el aliento, y arrodillado maldecía su suerte con lágrimas que se derramaban como ríos alrededor para alimentar el lodazal hasta que le llegaba al cuello. 

-"Entonces, cuando ya casi no puedo respirar, miro por la ventana y sale el sol, el cielo se limpia y para de llover" -confiesa Paul a su médico y este, que apunta lentamente las ideas en su cuaderno, afina la mirada como quien parece haber encontrado la clave. 

-"Y luego... ¿qué le pasa?" -cuestiona el doctor. 

-"Pues que todos esos cangrejos se convierten en cruasanes y el barro del suelo en café, y todo empieza a oler apetitoso y no puedo parar de comerlos".

-"Ya. ¿Y eso es lo que le lleva a despertar y a bajar a la panadería a atiborrarse de ellos?"

-"No puedo evitarlo doctor, ¿tendrá cura?"

El médico no responde, continúa apuntando ideas en su cuaderno. Paul piensa que quizá esté determinando su diagnóstico, o tal vez sólo finja hacerlo porque en realidad no tiene ni la más remota idea de qué responderle. Desde que comenzó esta pesadilla Paul ha ganado 50 kilos y continúa subiendo. 

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